BIOTRAVELERBio
Las visiones que la revista BioTraveler quiere traer a estas páginas forman parte de una manera de vivir, viajar y conocer nuevos paisajes y paisanajes empapándose de su medio natural y su cultura rural en vÃas de extinción, con la intención de recuperar una parte de lo que la globalización nos está quitando: la singularidad de cada pueblo y cada horizonte.
El turismo se ha convertido en las zonas rurales deprimidas y en los paÃses en vÃas de desarrollo en la mejor defensa para su entorno y su cultura, pero sin un desarrollo sostenible, que minimice los efectos negativos del exceso de visitantes, las buenas intenciones no son suficientes. Aprovechar al máximo los beneficios del turismo contribuyendo a la riqueza y desarrollo de los destinos sin comprometer su futuro, pero satisfaciendo las necesidades de los viajeros, es el objetivo mÃnimo que quiere cumplir este proyecto de difusión y concienciación para defender un turismo bien entendido.
Nuestro equipo
Las editoriales Viento Norte, con más de quince años de experiencia en la difusión del mundo de la naturaleza y el ecoturismo, y Coma Minúscula, recién creada para desarrollar proyectos en los nuevos medios de comunicación interactivos, han unido sus fuerzas y sus equipos humanos para poner en marcha una lÃnea editorial en torno al desarrollo sostenible, la naturaleza y la singularidad cultural.
El periodista y fotógrafo Pedro Retamar encabeza el reparto del proyecto BioTraveler como editor y director, avalado por sus veinte años de profesión especializada en temas de naturaleza, medio ambiente y ecoturismo. En su trayectoria destacan sus colaboraciones en Radio Nacional de España y el diario El PaÃs, además de en numerosos suplementos y revistas especializadas en naturaleza y viajes. Autor de varios libros fotográficos, como Naturaleza monumental de España, Villas medievales, Los rostros del paisaje de España y Senderos perdidos, editados por Viento Norte, y coautor de muchos otros libros y guÃas de viajes de las editoriales Planeta, Lunwerg, Lynx Edicions y Ediciones del Prado.
Es sabido que el turismo es un potentÃsimo instrumento de desarrollo para cualquier región, especialmente para las que no existe otra alternativa de actividad económica, pero el crecimiento que genera puede ser constructivo o destructivo para la zona.La Carta de Lanzarote (Canarias, 1995), producida por los asistentes a la Conferencia Mundial de Turismo Sostenible, quiso definirlo como “aquellas actividades turÃsticas respetuosas con el medio ambiente, cultural y social, y con los valores de una comunidad, que permiten disfrutar de un positivo intercambio de experiencias entre residentes y visitantes, donde la relación entre el turista y la comunidad es justa y los beneficios de la actividad son repartidos de forma equitativa, y donde los visitantes tienen una actividad verdaderamente participativa en su experiencia de viaje.â€
Estos impactos no solo son de carácter medioambiental, como se podrÃa pensar, sino también económicos y socioculturales. No cabe duda de que el turismo es un eficiente motor de desarrollo económico capaz de generar empleo, revalorizar recursos autóctonos y modernizar infraestructuras. Pero el empleo que proporciona el turismo masivo para la población local es estacional, inestable y poco cualificado, y las infraestructuras se modernizan en función de las prioridades turÃsticas y no según un desarrollo acorde con el resto de actividades productivas. Además, la reconversión de las tierras agrÃcolas en urbanÃsticas y del agricultor-ganadero en obrero de la construcción, trae consigo a medio plazo un proceso inflacionario sobre el precio de la tierra, los alimentos y el agua potable, debido a la revalorización de unos recursos autóctonos que ya no dependen de la comunidad local. En el aspecto sociocultural los beneficios positivos de la interrelación entre culturas diferentes se convierten en muchas ocasiones para la sociedad anfitriona en un factor negativo, por la aceleración de los cambios culturales que la despojan de sus tradiciones y formas de vida dejando sus elementos más singulares para la simple mercaderÃa turÃstica.
La problemática del turismo está estrechamente ligada a la del consumo responsable. El turismo sostenible se ha de entender como una filosofÃa de vida y una manera de viajar, según la cual quienes los practican son conscientes de la fragilidad de los lugares que visitan y quienes lo ofrecen han de saber que la sostenibilidad debe ser económica, social y medioambiental sin rebasar nunca la capacidad de carga de la zona de destino.
Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), los principios que definen el turismo sostenible son:
- Los recursos naturales y culturales se conservan para uso continuado en el futuro, al tiempo que reportan beneficios.
- El desarrollo turÃstico se planifica y gestiona de forma que no cause serios problemas ambientales o socioculturales.
- La calidad ambiental se mantiene y mejora.
- Se procura mantener un elevado nivel de satisfacción de los visitantes, al tiempo que el destino retiene su prestigio y potencial comercial.
- Los beneficios del turismo se reparten ampliamente entre toda la comunidad.
Cumpliendo estas premisas se consigue que el turismo sostenible sea una herramienta estratégica para el desarrollo económico local.
Decálogo para un turismo sostenible
La Fundación Biodiversidad promulga estas diez recomendaciones para sensibilizar a los turistas que quieran contribuir a conservar la riqueza biológica de sus destinos y a mejorar las oportunidades de desarrollo de sus comunidades locales:
1º. Al planificar su viaje elija aquellos proveedores que le ofrezcan garantÃas de calidad y de respeto a los derechos humanos y al medio ambiente.
2º. Utilice los recursos naturales, como el agua y la energÃa, con moderación. Recuerde que son bienes escasos.
3º. Trate de minimizar la generación de residuos: son fuente de contaminación.
4º. Cuando tenga que deshacerse de un residuo, hágalo de la manera más limpia que le facilite su lugar de destino.
5º. En un espacio natural procure que la única huella que deje atrás sea la de su calzado.
6º. Si visita ecosistemas sensibles, como arrecifes de coral o selvas, infórmese de cómo hacerlo para causar el menor impacto posible.
7º. Al comprar regalos y recuerdos busque productos que sean expresión de la cultura local. Favorecerá la economÃa de los pueblos que la acogen y la diversidad cultural.
8º. No adquiera flora y fauna protegida por el Convenio de Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), ni productos derivados de dichas especies. Es un delito y contribuye a su extinción.
9º. En su destino disfrute conociendo la cultura, costumbres, gastronomÃa y tradiciones de las poblaciones locales. Respételas y acérquese a ellas, tienen mucho que contarle.
10º. Trate de contribuir con su presencia al desarrollo de un turismo responsable y sostenible, construyendo con su viaje un planeta más saludable y solidario.