05/08/2019 · Gente que hace retiros del banco de favoresDaniel López cuenta que se sintió pequeño la primera vez que puso los pies en el antedespacho de uno de los hombres más poderosos de este paÃs. Por su condición de muchacho de modestos recursos las probabilidades de llegar allá le parecÃan muy escasas.
Lissette Rojas/DINEROIDEAS
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Las manos le temblaban, sentÃa que todos los ojos estaban puestos sobre él y, como si fuera poco, la secretaria lo miraba como si fuera un hombre en diminutivo cuya presencia en aquella lujosa oficina resultaba inexplicable.
Daniel López cuenta que se sintió pequeño la primera vez que puso los pies en el antedespacho de uno de los hombres más poderosos de este paÃs. Por su condición de muchacho de modestos recursos las probabilidades de llegar allá le parecÃan muy escasas.Rolex Watches
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“Yo veÃa a la gente que entraba a esa oficina y la comparaba conmigo y con mis ropas y pensé que me faltaba mucho para llegar a vestir de esa forma. Me miré los zapatos, como comparando. Y me dije que darÃa lo mejor, que trabajarÃa duro para que esa puerta se abriera para mÃâ€, cuenta López.
“Empiezas el lunesâ€, le dijo el empresario luego de preguntarle cómo estaban sus padres y contarle al joven un par de anécdotas sobre la hermosa amistad que nació entre él y su padre en la escuela, cuando éste lo ayudaba en las asignaturas “con númerosâ€.
“Yo no lo podÃa creer, me dio el trabajo sin hacerme muchas preguntas, lo que me dijo fue que me apurara por aprender para que ascendiera en la empresaâ€, relata Daniel y sonrÃe al recordar que salió de aquella ostentosa oficina con un puesto de contador auxiliar y con un sueldo decente.
Para Daniel López, su contratación se debe a la bondad del ejecutivo y a la relación que éste tiene con su padre. Y no se equivoca, porque en teorÃa esto se llama Banco de Favores.
Puede parecer interesado, pero es real.
El Banco de Favores funciona de la siguiente forma: En su niñez, Danilo, el padre de Daniel, ayudaba a Wellington (nombre ficticio) a hacer sus tareas. Luego, Wellington aprobó sus asignaturas matemáticas hasta el último grado con notas no sobresalientes, pero aceptables. Esto le permitió estudiar administración de empresas en la UASD y convertirse en negociante. Su empresa creció y se convirtió en un emporio. Mientras, el padre de Daniel trabajaba como asalariado y vivÃa de forma modesta. Cuando llegó el momento de que Daniel trabajara, Danilo llamó a su amigo de la escuela. Y lo demás es historia.
Esto no significa que hay que hacer los favores pensando en â€el retorno de la inversiónâ€, pero por lo general, la gente agradece los gestos que sus amigos y relacionados tienen para con ellos.
Uno de los pensadores, teóricos de la economÃa, como Alvin Toffler, definió esto como la economÃa invisible, es decir, esas cosas que las personas hacen de forma desinteresada, sin pedir remuneración y que, sin embargo, pudieran costar dinero.
Si Danilo hubiese cobrado dinero a su amigo por enseñarle las fórmulas y a efectuar las ecuaciones, hoy en dÃa Wellington no tendrÃa nada que agradecerle, porque la ayuda ya habrÃa sido pagada.
En uno de sus libros, el autor de bestsellers Paulo Coelho describió al Banco de Favores como una de las instituciones más poderosas del mundo, y reconoció que quizás su éxito no se deba a que sea el mejor escritor, pero precisó que conocÃa a la gente adecuada que le debÃa favores y que esas personas hicieron llamadas a otras personas que, a su vez, les debÃan favores. Y, de nuevo, lo demás es historia.